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Los teléfonos celulares (también referidos como “teléfonos móviles”) comenzaron a estar disponibles ampliamente en los Estados Unidos en la década de 1990, pero su uso ha ido aumentando desde entonces. Además del gran número de usuarios de teléfonos celulares que continua en aumento (tanto adultos como niños), la cantidad de tiempo que las personas pasan con sus teléfonos también ha aumentado repentinamente en las últimas décadas.
Los teléfonos celulares (incluyendo los “teléfonos inteligentes”) emiten una forma de energía conocida como ondas de radiofrecuencia (RF). Por esta razón, ha surgido cierta preocupación sobre la seguridad en el uso de estos teléfonos. Con relación al cáncer, la inquietud se concentra en si los teléfonos celulares podrían incrementar el riesgo de desarrollar tumores en el cerebro u otros tumores en la región de la cabeza y cuello.
Los teléfonos celulares funcionan al enviar señales (y recibir señales) a torres de telefonía celular (estaciones base) usando ondas RF. Ésta es una forma de energía electromagnética que se encuentra entre las ondas de radio FM y las microondas. Al igual que las ondas radiales FM, las microondas, la luz visible y el calor, las ondas RF son una forma de radiación no ionizante. No son lo suficientemente fuertes como para causar cáncer al dañar directamente el ADN en el interior de las células. Las ondas RF son diferentes a los tipos más potentes de radiación (ionizante), tal como los rayos X, los rayos gamma, la luz ultravioleta, los cuales pueden romper los enlaces químicos en el ADN.
A niveles muy elevados, las ondas de RF pueden llegar a calentar los tejidos del cuerpo (fundamento de cómo funcionan los hornos de microondas). Pero los niveles de energía emitidos por los teléfonos celulares son mucho menores, y no son suficientes como para aumentar las temperaturas del cuerpo.
Las ondas de RF de los teléfonos celulares provienen de la antena, un componente que se encuentra dentro del aparato. Las ondas son más fuertes en el punto donde se encuentra la antena y van perdiendo rápidamente energía a medida que se alejan del teléfono. Por lo general, el teléfono se sostiene contra la parte lateral de la cabeza cuando está siendo utilizado. Entre más cerca esté la antena a la cabeza, se espera que mayor sea la exposición de la persona a la energía de la RF. Los tejidos del cuerpo más cercanos al teléfono absorben más energía que los tejidos que están más distantes.
La cantidad de energía de RF a la que una persona está expuesta depende de muchos factores, incluyendo:
La cantidad de energía de radiofrecuencia absorbida desde el teléfono en el cuerpo del usuario se conoce como tasa de absorción específica (SAR por sus siglas en inglés). Cada teléfono celular tiene su nivel de SAR. Los fabricantes de teléfonos celulares tienen la obligación de informar el nivel máximo de SAR de sus productos a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) en los EE.UU. Esta información a menudo se puede encontrar en el sitio Web del fabricante del teléfono o en el manual del usuario. El límite máximo de SAR permitido en los Estados Unidos es de 1.6 vatios (watts) por kilogramo de peso del cuerpo (W/Kg).
Sin embargo, de acuerdo con la FCC, comparar los valores de SAR entre teléfonos puede causar confusión. El valor de SAR indicado se basa sólo en el teléfono cuando funciona a su potencia más elevada, no en lo que los usuarios usualmente se expondrían con el uso normal del teléfono. El valor de SAR real durante el uso del teléfono varía según un número de factores. Por lo tanto, en algunos casos, es posible que un teléfono que indica un menor valor de SAR pudiera en realidad exponer a una persona a más energía RF que uno que indica un mayor valor de SAR.
Debido a que los teléfonos celulares usualmente se aproximan a la cabeza al utilizarlos, la preocupación principal ha sido sobre si podrían causar o contribuir al desarrollo de tumores en esta región, incluyendo:
Algunos estudios también han analizado los posibles vínculos con otros tipos de cáncer, como el cáncer de piel y cáncer testicular.
Los investigadores utilizan dos tipos principales de estudios para tratar de determinar si algo pudiera causar cáncer.
Estudios de laboratorio: Por lo general, en los estudios de laboratorio se exponen animales a algo parecido a energía RF para ver si esto causa tumores u otros problemas de salud. Los investigadores también podrían exponer a las células normales a la energía de RF en una placa de laboratorio para ver si causa los tipos de cambios que se observan en las células cancerosas. No siempre está claro si los resultados de estos tipos de estudios aplicarán a los humanos, aunque los estudios de laboratorio permiten que los investigadores controlen cuidadosamente otros factores que pudieran afectar los resultados y a contestar algunas preguntas básicas sobre la ciencia.
Estudios en personas: Otro tipo de estudio analiza las tasas de cáncer en diferentes grupos de personas. Tal estudio pudiera comparar la tasa de cáncer en un grupo expuesto a algo parecido al uso de un teléfono celular con la tasa en un grupo no expuesto a ello, o comparar esto a lo que la tasa de cáncer esperada sería en la población general. Sin embargo, puede que sea difícil conocer lo que significan los resultados de los estudios, ya que muchos otros factores que podrían afectar los resultados son difíciles de explicar.
En la mayoría de los casos ninguno de estos tipos de estudio provee suficiente evidencia por sí solos como para demostrar si algo causa cáncer en las personas. Por lo tanto, los investigadores usualmente analizan tanto los estudios con humanos como los estudios de laboratorio.
Como se indicó anteriormente, las ondas de RF emitidas por los teléfonos celulares no son lo suficientemente intensas como para ocasionar daños en el ADN de forma directa o calentar los tejidos corporales. Debido a esto, no está claro cómo los teléfonos celulares podrían causar cáncer. La mayoría de los estudios realizados en laboratorios han respaldado la idea de que las ondas de RF no causan daños al ADN.
Algunos científicos han informado que las ondas de radiofrecuencia que provienen de los teléfonos celulares producen efectos en las células humanas (en placas de Petri) que posiblemente pudieran favorecer el crecimiento de los tumores. Sin embargo, varios estudios realizados con ratas y ratones han analizado si la energía de la radiofrecuencia promueve el desarrollo de tumores causados por otros óԴs conocidos (agentes causantes de cáncer). Estos estudios no han encontrado evidencia de que se promueve el desarrollo de tumores.
En un reciente estudio extenso realizado por el US National Toxicology Program (NTP) se expusieron grupos de muchas ratas y ratones de laboratorio a la energía RF sobre sus cuerpos enteros por aproximadamente 9 horas al día, comenzando antes del nacimiento y continuando por 2 años (lo que es equivalente a 70 años en los humanos, según los científicos de NPT). El estudio encontró un mayor riesgo de tumores llamados schwanomas malignos del corazón en ratas de sexo masculino expuestas a radiación de radiofrecuencia, así como el posible aumento de los riesgos de ciertos tipos de tumores en el cerebro y las glándulas suprarrenales. Pero algunos aspectos de este estudio dificultan saber hasta qué punto estos resultados podrían aplicarse al uso del teléfono celular en las personas. Por ejemplo, no hubo un claro aumento en el riesgo entre las ratas hembra o entre ratones macho o hembra. Las dosis de radiación de RF en el estudio también fueron generalmente más altas que las utilizadas en teléfonos celulares (que van desde 1.5 W/kg a 6 W/kg en ratas, y 2.5 W/kg a 10 W/kg en ratones), los cuerpos enteros de los animales estaban expuestos, y la cantidad de tiempo que se expusieron fue mayor a la que la mayoría de las personas suelen pasar al teléfono cada día. Las ratas de sexo masculino que se expusieron a las ondas de RF también vivieron más tiempo, en promedio, que las ratas que no fueron expuestas, por razones indeterminadas. Debido a esto, el NTP ha señalado que los resultados del estudio no pueden aplicarse directamente a los seres humanos. Sin embargo, los resultados de este estudio se suman a la evidencia que indica que las señales del teléfono celular pueden potencialmente afectar la salud de los seres humanos.
Un estudio reciente poco abarcador que se realizó en personas ha demostrado que los teléfonos celulares también podrían ocasionar algunos otros efectos en el cerebro, aunque no está claro si estos efectos son perjudiciales. El estudio encontró que cuando las personas tenían un teléfono celular activo colocado en sus orejas por 50 minutos, los tejidos del cerebro del mismo lado de la cabeza donde estaba el teléfono usaban más glucosa que los tejidos del otro lado del cerebro. La glucosa es una azúcar que normalmente sirve como combustible del cerebro. El uso de glucosa aumenta en ciertas partes del cerebro cuando el mismo se encuentra en uso, tal como cuando usted piensa, habla o se mueve. Se desconoce el posible efecto a la salud, si alguno, del incremento en el uso de glucosa provocado por la energía de los teléfonos celulares.
Varias docenas de estudios han analizado la posible relación entre el uso de teléfonos celulares y los tumores. La mayoría de ellos se han enfocado a los tumores cerebrales, y muchos de ellos han sido estudios de control de casos, en los que se compararon pacientes con tumores cerebrales con personas que no los padecían (grupo de control), en función a su uso pasado de teléfonos celulares.
Los resultados de estos estudios han sido mixtos:
Existen tres estudios extensos que merecen mención especial:
El estudio INTERPHONE que abarca a 13 países, el estudio de control de casos más abarcador que se haya hecho hasta el momento, analizó el uso del teléfono celular entre más de 5,000 personas que presentaron tumores cerebrales (gliomas o meningiomas) y un grupo similar de personas sin tumores. En general, el estudio no encontró asociación entre el riesgo de un tumor cerebral y la frecuencia de las llamadas, llamadas de larga duración, o el uso del teléfono celular por más de 10 años. Se reportó un indicio de posible riesgo aumentado de glioma, y un indicio menor de un riesgo aumentado de meningioma en el 10% de las personas que usaron con más frecuencia sus teléfonos celulares. Sin embargo, este hallazgo fue difícil de interpretar debido a que algunas personas en el estudio reportaron un uso del celular increíblemente alto, así como otros problemas. Los investigadores señalaron que los defectos del estudio no les permitieron llegar a ninguna conclusión sólida, y que se necesitan realizar más estudios sobre el asunto.
Otra parte del estudio INTERPHONE comparó a más de 1,000 personas con neuromas acústicos con más de 2,000 personas sin tumores, quienes sirvieron como grupo de control. Al igual que con los gliomas y los meningiomas, no había un vínculo general entre el uso de teléfonos celulares y los neuromas acústicos Surgió nuevamente una indicación sobre un posible riesgo aumentado en el 10% de las personas que más usaron sus teléfonos celulares. Sin embargo, este hallazgo fue difícil de interpretar debido a que algunas personas en el estudio informaron un uso del celular increíblemente alto, así como otros problemas.
Un estudio a largo plazo y de gran alcance ha estado comparando a todas las personas en Dinamarca que tenían una subscripción de teléfono celular entre 1982 y 1995 (alrededor de 400,000 personas) con aquellas que no tenían una suscripción para determinar si existe un posible aumento en los tumores cerebrales. La más reciente actualización del estudio incluyó a las personas hasta el 2007. De acuerdo con esto, el uso del teléfono celular, incluso por más de 13 años, no tiene ninguna relación con el riesgo aumentado de tumores en el cerebro, tumores de las glándulas salivales o cáncer en general, así como tampoco hubo relación con ninguno de los subtipos de tumores cerebrales, ni con tumores en cualquier otro lugar dentro del cerebro.
Se cree que en términos generales este tipo de estudio (que sigue de cerca a un grupo numeroso de personas en la actualidad y no depende que las personas recuerden el uso de su teléfono celular) es más contundente que el estudio de control de casos.
Sin embargo, este estudio también presenta algunas desventajas. Primero, está basado solamente en si las personas tenían una suscripción a un teléfono celular en ese momento. El estudio no midió la frecuencia con que estas personas usaron sus teléfonos (si es que lo usaron), o si las personas que no tenían una suscripción usaron el teléfono de alguna otra persona. También presenta limitaciones en cuanto a cuán bien este estudio podría aplicar a las personas que usan teléfonos celulares hoy día. Por ejemplo, mientras los teléfonos celulares usados durante el tiempo que se realizó el estudio solían requerir más energía que los teléfonos celulares modernos, las personas también usaban probablemente los teléfonos con bastante menos frecuencia en comparación con el uso que las personas le dan al celular en la actualidad.
Un estudio prospectivo extenso (con visión hacia el futuro) de casi 800,000 mujeres en el Reino Unido examinó el riesgo de desarrollar tumores cerebrales durante un período de 7 años en relación con el uso autonotificado del teléfono celular al inicio del estudio. En general, este estudio no encontró ninguna relación entre el uso de teléfonos celulares y los tumores cerebrales o varios subtipos comunes de tumores cerebrales, pero sí encontró una posible relación entre el uso del teléfono celular a largo plazo y los neuromas acústicos.
En resumen, la mayoría de los estudios realizados en personas y publicados hasta la fecha no han encontrado una relación entre el uso de los teléfonos celulares y el desarrollo de tumores. Sin embargo, estos estudios han tenido algunas limitaciones importantes, lo que hace poco probable que terminen la controversia sobre si el uso de los teléfonos celulares afecta o no el riesgo de cáncer.
Primero, los estudios aún no han podido darles seguimiento a las personas por largos periodos de tiempo. Cuando los tumores se forman después de una exposición a un causante de cáncer conocido, a menudo toma décadas para que se formen. Debido a que los teléfonos celulares se han estado usando ampliamente por solo alrededor de 20 años en la mayoría de los países, no resulta posible descartar efectos a la salud futuros que aún no se han presentado.
Segundo, el uso de teléfonos celulares está constantemente cambiando. La gente está usando los teléfonos con mucha más frecuencia en comparación con el uso que le daban hace 10 años, y los teléfonos en sí son muy diferentes a los que se usaban en el pasado. Esto dificulta saber si los resultados de los estudios que analizan el uso de los teléfonos celulares en los pasados años aún aplicarían a la actualidad.
Tercero, la mayoría de los estudios publicados hasta el momento se han enfocado en adultos, no en niños. (Un estudio de control de casos que analizó a niños y adolescentes no encontró ningún vínculo significativo con los tumores cerebrales, pero lo poco extenso del estudio limitó su poder a detectar riesgos pequeños). Actualmente, los teléfonos celulares son ampliamente utilizados incluso entre niños de corta edad. Es posible que si existen efectos sobre la salud, podría ser que éstos sean más marcados entre los niños porque sus cuerpos pudieran ser más sensitivos a la energía RF. Otra inquietud consiste en que la exposición a la energía de los teléfonos celulares durante la vida de los niños será mucho mayor que con los adultos, quienes comenzaron a usar los teléfonos a una mayor edad.
Finalmente, el proceso para medir el uso de teléfonos celulares no ha sido lo suficientemente elaborado en la mayoría de los estudios. La mayoría han sido estudios de control de casos que dependen de que las personas recuerden el uso pasado de sus teléfonos celulares. En estos tipos de estudios, puede ser difícil interpretar cualquier posible asociación entre el cáncer y la exposición a los teléfonos celulares. A menudo, las personas con cáncer están buscando una posible causa de la enfermedad. Por lo tanto, puede que algunas veces (incluso inconscientemente) recuerden que usaron sus teléfonos de una manera diferente en comparación con las personas que no padecen cáncer.
Tomando en cuenta estas limitaciones, resulta importante que se continúe investigando el posible riesgo de la exposición a teléfonos celulares mediante métodos de estudio contundentes, especialmente en relación con el uso que le dan los niños a los teléfonos y el uso de éstos a largo plazo.
Varias agencias nacionales e internacionales estudian distintos tipos de exposiciones y sustancias en el ambiente para determinar si pueden causar cáncer (algo que causa cáncer o fomenta el crecimiento de un tumor se dice es un óԴ). La Sociedad Americana Contra El Cáncer consulta con estas organizaciones para evaluar los riesgos que están basados en evidencias de estudios de laboratorio, así como estudios con personas.
De acuerdo con la evidencia disponible, algunas de estas agencias expertas han evaluado el potencial causante de cáncer en los teléfonos celulares y las ondas de RF. En general, coinciden en que cualquier evidencia de un posible vínculo está limitada, y se requiere de más investigación para observar los posibles efectos a largo plazo sobre la salud.
La International Agency for Research on Cancer (IARC) es parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su principal meta es identificar causas del cáncer. La IARC ha clasificado a los campos de radiofrecuencia (RF) como “posibles óԴs para humanos”, de acuerdo con evidencia limitada de un posible aumento en el riesgo de tumores del encéfalo (cerebrales) entre los usuarios de teléfonos celulares, y evidencia insuficiente para otros tipos de cáncer. (Para más información sobre el sistema de clasificación IARC, refiérase a nuestro documento (disponible en inglés), Known and Probable Human Carcinogens).
Las otras agencias importantes de clasificación de exposición a agentes causantes de cáncer (óԴs), incluyendo la US Environmental Protection Agency (EPA) y el National Toxicology Program (NTP), no han clasificado formalmente el uso de teléfonos celulares respecto a su potencial cancerígeno. Sin embargo, otras agencias han comentado sobre los posibles riesgos.
De acuerdo con la Dirección de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE.UU. que regula la seguridad sobre el nivel de radiación emitida por dispositivos, como los teléfonos celulares:
“Según la evaluación en curso de este tema, la totalidad de la evidencia científica disponible sigue sin apoyar que haya efectos adversos a la salud en seres humanos debido a exposiciones en o bajo los actuales límites de exposición de energía de radiofrecuencia. Creemos que los límites de seguridad existentes para los teléfonos celulares siguen siendo aceptables para la protección de la salud pública”.
De acuerdo con la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de EE.UU.:
“No existe evidencia científica que demuestre que el uso de teléfonos inalámbricos pueda originar cáncer o alguna otra variedad de problemas, incluyendo dolores de cabeza, mareos o pérdida de la memoria. Sin embargo, organizaciones en los Estados Unidos y el exterior están financiando las investigaciones y el estudio de las declaraciones obtenidas de dichas investigaciones sobre los posibles efectos a la salud asociados con el uso de los teléfonos inalámbricos”.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) de EE.UU.:
“En este momento, no disponemos de la ciencia para vincular problemas de salud con el uso del teléfono celular. Se están llevando a cabo estudios científicos para determinar si el uso del teléfono celular puede causar efectos en la salud”.
De acuerdo con el National Institute of Environmental Health Sciences (NIEHS), el cual actualmente lleva a cabo estudios sobre los posibles efectos de los teléfonos celulares:
“La evidencia científica actual no ha asociado el uso del teléfono celular con ningún problema de salud de forma concluyente, aunque se necesita más investigación sobre este asunto”.
De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) de EE.UU.:
“Los estudios hasta el momento no han mostrado un vínculo consistente entre el uso de teléfonos celulares y los cánceres del cerebro, los nervios, u otros tejidos de la cabeza o el cuello. Se necesita más investigación sobre este asunto, ya que la tecnología del teléfono celular y cómo las personas lo usan ha estado cambiando rápidamente”.
Algunas inquietudes más sobre la salud han surgido respecto al uso de los teléfonos celulares. Una de ellas es si las ondas de RF provenientes de los teléfonos celulares podrían interferir con los dispositivos médicos, como los marcapasos. De acuerdo con la FDA, los teléfonos celulares no deberán representar un riesgo significativo para la gran mayoría de los portadores de marcapasos. Incluso, puede que las personas con marcapasos quieran tomar algunas medidas adicionales que ayuden asegurar que sus teléfonos celulares no causarán problema, como evitar colocar el teléfono en el bolsillo de la camisa quedando cerca del marcapasos.
Varios estudios han reportado que las personas que usan teléfonos celulares mientras conducen son más propensas a tener accidentes automovilísticos. Aún no se ha determinado si los dispositivos “manos libres” son más seguros que el uso del aparato telefónico en sí, en lo que respecta a la conducción de un automóvil.
Actualmente, no está claro si las ondas RF de los teléfonos celulares causan efectos dañinos a la salud de las personas, aunque los estudios que se realizan hoy día deben proveer un cuadro más claro de los posibles efectos a la salud en el futuro. Hasta entonces, hay varias cosas que la gente preocupada sobre las ondas de RF puede hacer para limitar su exposición.
Use el altavoz de su teléfono (speaker) o un dispositivo "manos libres" como auriculares alámbricos o inalámbricos. Esto aleja la antena de su cabeza, lo que reduce la cantidad de exposición de ondas de RF a la cabeza. Los auriculares alámbricos prácticamente no emiten ondas de RF (aunque el teléfono en sí aún emite pequeñas cantidades de ondas de RF que podrían llegar a las partes del cuerpo próximas, como la cintura al fijar el teléfono al cinturón del pantalón o en un bolsillo, por ejemplo). Los auriculares con conexión inalámbrica Bluetooth® tienen un valor de SAR de aproximadamente 0.001 vatios por kilogramo (menos de una milésima del límite de SAR para teléfonos celulares según lo establecido por la FDA y la FCC).
Enviar textos en lugar de hablar por teléfono pudiera ser otra opción para reducir su exposición. Sin embargo, puede que enviar textos no sea una buena opción en algunas situaciones, especialmente si está manejando. Por razones de seguridad, es especialmente importante limitar o evitar el uso de teléfonos celulares mientras se está conduciendo el automóvil.
Limite el uso (y el de sus hijos) de su teléfono celular. Ésta es una de las formas más obvias de limitar la exposición a las ondas de RF provenientes de los teléfonos celulares. Puede que quiera usar su teléfono celular sólo para conversaciones breves, o sólo en los momentos en los que no tenga disponible el uso de un teléfono convencional. Los padres preocupados sobre la exposición de sus hijos pueden limitar el tiempo que éstos pasen usando el teléfono.
Algunas personas podrían optar por un teléfono con un valor de SAR bajo. Teléfonos de distintos modelos pueden emitir distintos niveles de ondas de RF. Sin embargo, como se indicó anteriormente, el valor de SAR no siempre es un buen indicador de la exposición de una persona a las ondas RF durante el uso normal del teléfono celular, según la FCC. Una manera de obtener la información sobre el nivel de SAR para un modelo específico de teléfono es visitando el sitio Web de la compañía que fabrica el teléfono. La FCC tiene enlaces a algunos de estos sitios Web en . Si usted conoce el número de identificación (ID) de la FCC para el modelo del teléfono (el cual a menudo se encuentra en algún lugar del teléfono o en el manual del usuario), también puede visitar el siguiente sitio Web: En esta página encontrará las instrucciones para ingresar el número ID de la FCC.
Los teléfonos inalámbricos domésticos, comúnmente usados para las líneas de teléfono en casa, cuentan con una unidad base conectada a la toma de la línea telefónica en la pared; estos aparatos no se consideran teléfonos “celulares”. Los teléfonos inalámbricos operan a aproximadamente 1/600 de la potencia de los teléfonos celulares. Por lo tanto, tienen una probabilidad mucho menor de ser una preocupación en términos de efectos a la salud.
Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la American Cancer Society
Nuestro equipo está compuesto de médicos y enfermeras con postgrados y amplios conocimientos sobre el cáncer, al igual que de periodistas, editores y traductores con amplia experiencia en contenidos médicos.
Además de la Sociedad Americana Contra El Cáncer, otras fuentes de información y de apoyo incluyen:
Centers for Disease Control and Prevention
Preguntas más frecuentes sobre los teléfonos celulares y su salud
Sitio Web: www.cdc.gov/nceh/radiation/cell_phones._FAQ
Federal Communications Commission
Radio Frequency Safety
Sitio Web:
Food and Drug Administration
Radiation-Emitting Products: Cell Phones
Sitio Web:
National Cancer Institute
Cell Phones and Cancer Risk
Sitio Web:
National Institute of Environmental Health Sciences
Cell Phone Radio Frequency Radiation:
Cell Phone Radio Frequency Radiation Studies: https://www.niehs.nih.gov/health/materials/cell_phone_radiofrequency_radiation_studies_508.pdf
*La inclusión en esta lista no implica la aprobación de la Sociedad Americana Contra El Cáncer.
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Actualización más reciente: marzo 31, 2022
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