Dolor
El signo más común de cáncer de hueso es dolor en el hueso afectado. Al principio, el dolor no es constante. Puede llegar a ser peor por la noche o cuando se usa el hueso (por ejemplo, dolor en la pierna al caminar). A medida que crece el cáncer, el dolor será constante, y puede empeorar con la actividad.
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Es posible que la hinchazón en el área de dolor no se produzca hasta varias semanas después. A veces, se puede sentir un bulto o una masa, según el lugar donde se encuentre el tumor.
Los cánceres en los huesos del cuello pueden causar una protuberancia o masa en la parte trasera de la garganta que puede ocasionar problemas al tragar o dificultar la respiración.
Fracturas
El cáncer de hueso puede debilitar el hueso en el que se forma, pero la mayoría de las veces los huesos no se fracturan (rompen). La persona que sufre una fractura junto al sitio del tumor óseo o a través de este, describe, por lo general, un dolor repentino intenso en un hueso que había sentido dolorido durante unos meses.
Otros síntomas
El cáncer en los huesos de la columna vertebral puede presionar los nervios, ocasionando entumecimiento y hormigueo o incluso debilidad.
El cáncer puede ocasionar pérdida de peso y agotamiento. Si el cáncer se propaga a los órganos internos, también puede causar otros síntomas. Por ejemplo, si el cáncer se propaga a los pulmones, puede causar problemas para respirar.
Con más frecuencia, estos síntomas son causados por afecciones distintas al cáncer, como lesiones o artritis. Aun así, si estos problemas perduran un tiempo prolongado sin un motivo aparente, debe consultar con su médico.